lunes, 7 de noviembre de 2011

Portafolio

Hechos de violencia por parte de los alumnos, agresión, entre sí y a los docentes, ausencia de referentes a respetar, y demás casos por el estilo, se diría que son moneda corriente en el trabajo docente de un maestro. La opinión de la gente, y los supuestos sobre el comportamiento de los chicos en la escuela son negativos.
Nada justifica la violencia, aunque es necesario decir que los chicos de hoy conviven con múltiples condicionantes a su conducta: la crisis de la familia, que en muchos casos ya no es un pilar estable sobre el que se pueden apoyar los chicos durante la infancia. Es sólo un ejemplo de estos condicionantes.

El objetivo de este portafolio es:
-Hacer una vinculación entre los supuestos que circulan a nivel sociedad acerca del comportamiento de los chicos de hoy, y lo que en realidad sucede en las aulas.
-Comparar lo que sucede y lo que se cree que sucede en las escuelas, en el aula. El comportamiento de los alumnos, en especial los supuestos sobre la crisis que hay en la relación docente-alumno.

Es común en las noticias encontrar informes acerca de hechos de violencia hacia los docentes, tanto por parte de alumnos como de padres, de los niveles de repitencia cada vez más altos, de la crisis en la educación, de la pérdida del respeto de los chicos de hoy, etc.

Decía Martin Luther King: “hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el arte de vivir como hermanos

Aunque lo que informan en los medios de comunicación no es mentira, porque es cierto que estos hechos ocurren, lo que si hay que evitar es generalizar, y dar por supuesto que estas situaciones se dan en todos los colegios, en todas las aulas.
Algunos ejemplos de lo que aparece diariamente en los medios de comunicación:

Plantear este objetivo para el portafolio, surgió en principio por las dudas que yo, como alumna de educación primaria, tenía, al no saber con lo que me iba a encontrar cuando estuviera en un aula.
Además de que estando casi a la mitad de la carrera, nunca había estado en un curso, en contacto directo con la realidad que viven las docentes de hoy.
La idea de enseñar, y de trabajar con chicos siempre me había gustado, pero últimamente el temor de  descubrir que esto no era lo que quería para mi, cuando ya estaba “a mitad de camino” sumado a la opinión de la gente, que cuando les decís que estás estudiando para maestra, te miran como si no supieras en lo que te vas a meter, y comentan: “yo no podría” “mirá si te toca un alumno que te pegue” “la paciencia que tenés que tener!”, y demás comentarios por el estilo, que no me ayudaban mucho.
Este año, debía hacer las observaciones, diez días, en un aula, observando a los alumnos y la maestra.
Era “la prueba de fuego” por decirlo de una manera, empecé a observar a la mañana, nada más ni nada menos que en séptimo grado.
Ahí estaba yo, en el campo mismo, de ese territorio del que había venido escuchando, estudiando y hablando durante casi dos años de mi carrera. Era, por supuesto, la oportunidad de comprobar si estos supuestos, eran ciertos.

Obviamente que no me puedo basar en lo que sucede en una escuela, para poder generalizar sobre cómo se comportan los chicos de hoy, aunque sí puedo contar mi experiencia y las conclusiones que saqué de ella.
Esa mañana, obviamente, mis nervios por entrar a la clase eran equivalentes a los que sentís al estar rindiendo ante un tribunal.

Pero al estar con los chicos, y la docente, formar parte de su rutina durante esos días, me hizo dar cuenta de que los chicos son justamente eso: chicos, con los problemas, miedos, dudas y certezas que sentimos nosotros a su edad, y reconocerles que están en una edad en la que quieren crecer de golpe, ser grandes. Entonces ¿cómo demuestran que no son “niños”? Justamente imponiendo autoridad ante sus compañeros, no quieren obedecer a la seño, porque eso lo hacen los niños. Entonces se rebelan, ponen a prueba los límites todo el tiempo, probando hasta donde pueden llegar.  ¿Cómo lo hacen? Llamando la atención, y que mejor manera de llamar la atención que siendo el “chico malo del colegio”, al que le temen todos sus compañeros, cuya reputación comentan todos los docentes.

Es una de las razones, para mí, a la que se debe el comportamiento de los chicos, en las aulas.
Pero también tomé conciencia de la cantidad de factores que influyen en el comportamiento de un niño, y que lo que muestran en el aula, es muchas veces la única manera en que saben mostrarse. Por lo tanto el papel del contexto es fundamental en la construcción subjetiva de un niño.

La teoría psicoanalítica, sostiene, que las experiencias que fundan las distintas formas de aprendizaje comienzan en el momento mismo del nacimiento, oportunidad en que las figuras parentales imprimen particularidades de relación que el niño intentará reeditar con los objetos con los que interactúa. Las relaciones tempranas adquirirían entonces una jerarquía constituyente de la diversidad y la riqueza psíquica potencial, que transforma las relaciones con  los progenitores en piedra fundamental.
El tipo de relaciones primarias determina la calidad de relación que el niño establece con la realidad en la que se inserta.
Cuando el niño nace, la capacidad representativa es inexistente. Para él, toda la realidad se circunscribe a la de aquellos seres que atienden sus requerimientos de alimentación y abrigo.
La familia es, desde el nacimiento, y por un lapso fundamental en su desarrollo, el único espacio virtual del que el niño extrae los fundamentos que lo acompañaran a lo largo de su vida.
Según palabras de la autora: “el pensamiento necesita de un sostén ordenador que lo circunscriba y de un espacio de autonomía que lo potencie.
La escuela es uno de los espacios de oportunidad para modificar las tendencias originarias siempre que el maestro las respete cuando intenta armonizarlas”

(Extracto de “ EL APRENDIZAJE: UN ENCUENTRO DE SENTIDOS Graciela Frigerio, Psicología 1er año)

Además de lo decisivas que son las relaciones que el chico tiene en la escuela, y cómo estas relaciones determinan su subjetividad, también es importante lo que el chico trae de la casa, es decir, los modelos de imitación más próximos de su entorno, de los cuales aprenderá a actuar, hablar y manejarse de determinada manera. Acríticamente, porque es un niño, y lo que hace es imitar el comportamiento de aquellos con los que se siente identificado, no es capaz aún de dilucidar si ese comportamiento está bien o no.
La pérdida de la institución que es la familia, la aparición de familias disfuncionales en muchos casos donde la violencia es moneda corriente, hacen que esta ya no sea un pilar de apoyo confiable y seguro en el desarrollo del niño.

Alguien decía, hace bastante, que los hijos se parecen más a su tiempo que a sus padres. Con esa frase querían evidenciar que cada época imprimió características peculiares a los sujetos, confrontándolos con determinados problemas, con instituciones particulares, con tecnologías y modos de entender la cultura que los moldearon y los ayudaron a devenir adultos

(Extracto de “las infancias hoy, aportes para repensar a los sujetos de la escuela, Ines dussel, problemáticas de la educación 1er año)

Por lo tanto, cuando la gente dice: los chicos de hoy son así, o los chicos de hoy no respetan nada. No está considerando que esta actitud, este comportamiento, tiene todo un trasfondo, muy complejo y cuyo análisis detenido no voy a realizar aquí, aunque mencionarlo, es inevitable sin duda.
Uno de los objetivos que me planteé al comienzo de este portafolio, fue el de hacer una comparación entre lo que sucede y lo que se dice que sucede en las aulas.
Recurriendo a mi experiencia haciendo las observaciones, debo decir que me llamó la atención, el caso de una de las alumnas, que provenía de una familia con bastantes problemas, y que cada cosa nueva que le sucedía, buena o mala, iba a contárselo a “su seño”, y la docente la escuchaba atentamente y la felicitaba o la consolaba, o le hacía preguntas. Un simple ¿cómo te fue? Bastaba para que la nena se pusiera contenta de que le prestaba atención y le contara, “bajito” las novedades. Debo decir que la confianza que tenía esa nena con su maestra, era muy grande, un vínculo muy fuerte, más de camaradería por decirlo de algún modo.
Debo decir que el supuesto general, que yo en su momento compartía, es que los chicos que vienen de familias conflictivas, agresivas, etc., son chicos también conflictivos, agresivos. El típico refrán “la manzana no cae muy lejos del árbol”
El caso de esta nena me hizo dar cuenta de que NUNCA HAY QUE GENERALIZAR. La dulzura de ella era tremenda, Esto es porque los chicos si bien imitan el comportamiento de sus padres, es porque no tienen otro referente que les sirva como parámetro acerca de lo que es bueno o no. cuando si lo tienen, como en esta nena, quizás su maestra, ellos mismos van identificándose con personas que no son nocivas para su persona,

La escuela se transforma, de este modo, en un nuevo espacio en constitución, es un nuevo “lugar” donde se puede proyectar, desplegar, confrontar y modificar aspectos esenciales de la individualidad.
A partir de encontrar en la escuela “un lugar” de intercambio, en el que cada uno se reconoce a sí mismo reconociéndose en “el otro”, el niño comenzará a diseñar “su” lugar, a representarse igual y al mismo tiempo distinto.

(Extracto de EL APRENDIZAJE: UN ENCUENTRO DE SENTIDOS, hacia una inscripción social satisfactoria, Graciela Frigerio. Psicología 1er año.)

Otro de los objetivos había sido hablar sobre la supuesta crisis de la relación docente-alumno debido a la naturaleza de rebelión que tienen los chicos de hoy, en donde no respetan a nada ni nadie, menos a su docente. Creo que un ejemplo claro de lo erróneo de la situación es la relación vincular que tiene la docente con esta alumna, no sólo con ella, con todos en general, se nota que se preocupa por estar al tanto de lo que les sucede a los alumnos, al punto de acordarse de preguntarle a tal alumno si jugó al fútbol y cómo le fue, o a otro alumno si se va a ir de viaje de estudios con sus compañeros de la otra escuela a la que iba, o...y así podría enumerar un montón de detalles que colaboraban con crear esos lazos docente-alumno. Porque un alumno que ve que a su maestro no le interesa más que cumplir sus horas, para cobrar un sueldo, que no le interesa demasiado a que curso tiene un frente, y lo único que hace es ensanchar la asimetría de esta relación ¿qué tipo de lazo puede crear con él?
Creo personalmente como ya dije que no se puede generalizar lo que yo estoy diciendo, porque NUNCA HAY QUE GENERALIZAR, pero estoy segura de que los chicos con las características que tenían los alumnos que observé, no son la única excepción a la regla que existe, y todos los demás son unos niños incontenibles, que no se detienen ante nada ni respetan a nadie.
Estoy segura que chicos así hay en todas las aulas, todas las escuelas del país y el mundo. Aunque claro si no dejamos de “meter a todos en la misma bolsa” si no dejamos de rotular a nuestros niños, es obvió que nuestros niños se lo terminarán creyendo y actuando como todos dicen que ellos actúan.

Los elefantes del circo:
El elefante, puede sin dificultad alguna, levantar con su trompa un peso mayor a una tonelada. Sin embargo, ¿ha notado usted cuando ha ido al circo, cómo estos enormes animales permanecen pacientemente atados a una débil estaca?
Cuando los elefantes son jóvenes y aún débiles los atan con una fuerte cadena a una estaca inamovible. No importa cuán fuerte y grande un elefante llegue a ser, él sigue creyendo mientras tenga la pata amarrada y vea la estaca junto a él, que le es imposible librarse.

(Cuento extraído de taller de docencia I)

Creo que la moraleja de este cuento, es por demás gráfica para ejemplificar las consecuencias de los condicionantes con los que crecen rodeados los niños de hoy, tanto por parte de su familia, escuela, y también sociedad.

Finalmente y para cerrar este portafolio, quiero compartir un pequeño poema que vi el año pasado (el primero de mi carrera) en una materia, Problemáticas de la educación contemporánea, en la que obviamente trabajamos sobre todos los temas a los que me referí previamente

LOS NIÑOS APRENDEN LO QUE VIVEN
Si los niños viven con reproches, aprenden a condenar.
Si los niños viven con hostilidad, aprenden a ser agresivos.
Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos.
Si los niños viven con lástima, aprenden a auto compadecerse.
Si los niños viven con ridículo, aprenden a ser tímidos.
Si los niños viven con celos, aprenden a sentir envidia.
Si los niños viven con vergüenza, aprenden a sentirse culpables.
Si los niños viven con ánimo, aprenden a confiar en sí mismos.
Si los niños viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes.
Si los niños viven con elogios, aprenden a apreciar a los demás.
Si los niños viven con aceptación, aprenden a amar.
Si los niños viven con aprobación, aprenden a valorarse.
Si los niños viven con reconocimiento, aprenden que es bueno tener una meta.
Si los niños viven con solidaridad, aprenden a ser generosos.
Si los niños viven con honestidad, aprenden qué es la verdad.
Si los niños viven con ecuanimidad, aprenden qué es la justicia.
Si los niños viven con amabilidad y consideración, aprenden a respetar a los demás.
Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener fe en sí mismos y en los demás.
Si los niños viven con afecto, aprenden que el mundo es un maravilloso lugar donde vivir.

Dorothy Law Nolte en Cómo inculcar valores a sus hijos.



Espero les haya gustado este portafolio, más bien diario, en el que conté un poco lo que para mi personalmente significó estar finalmente en las aulas. Y lo que me llevo de esa experiencia.
Muchas gracias.
Luciana Rodríguez.





viernes, 26 de agosto de 2011

¿Qué es el aula?











¿Qué es el aula?











Prof: Erika Lovera
Alumno: Luciana Rodríguez
Carrera: Prof, educ. Primaria – 2do año.
ISP 19












Cuando pensamos en escuela inevitablemente lo relacionamos con aula, yendo muy atrás en el tiempo y comparando esas aulas y las que nosotros conocemos, notariamos que este espacio ha ido paulatinamente cambiando, no sólo en su estructuración material (en la organización del espacio, en la elección de los locales, en el mobiliario e instrumental pedagógico) sino también en la estructura comunicacional (quién habla, dónde se ubica,, cuál es el flujo de las comunicaciones)
Sin embargo, el hecho de ir a clases, es algo tan rutinario, que muchas veces no reparamos en el lugar que nos rodea, el aula en sí. Sin embargo, este espacio tiene características tales como olores y sonidos que nos permiten identificarla aún sin verla.
En lo que respecta a nuestro país, a lo largo de la historia, este espacio, ha sufrido transformaciones. Pero estas, no han sido tan grandes ni tan radicales como para que no podamos encontrar ninguna similitud con las aulas de las primeras escuelas de nuestro país, basta pensar por ejemplo en el mobiliario, que ha sufrido cambios en su forma y ubicación en el espacio, pero sigue siendo tal cual como era.
Sobre las actividades que se llevan a cabo en el aula, podemos decir que tienen la característica de ser ritualistas y cíclicas: siempre nos sentamos en el mismo lugar, y cumplimos una rutina específica: entramos, salimos, desayunamos, estudiamos, almorzamos, etc. a la misma hora por ej. esto no quiere decir que no hayan cambios, por ejemplo de alumnos o profesores que se van , que generan una reacomodación en el aula.
Si bien allí, el niño pasa muchas horas de su vida, no deja de ser un ámbito serio, un espacio institucional, cuya función básica es la transmitir conocimientos. Lo mismo sucede con la relación docente-alumno, que si bien es cotidiana, no deja de ser una relación asimétrica, de autoridad.
Aprender a formar parte de la clase o el aula, supone aprender a vivir en el seno de una masa además al ser basicamente un espacio evaluativo, el niño se debe acostumbrar a que sus acciones y palabras sean evaluadas por otros. Los alumnos van aprendiendo en su paso por el aula estrategias por ejemplo para: comportarse para promover el elogio y reducir el castigo. A esta capacidad de adaptarse de los niños con la clase la podemos relacionar con la tensión entre “ocupar” y “habitar” el aula.
Donde a ocupar se lo entiende como simplemente ocupar una estructura que ya está dada. Con quedarse con la experiencia de los demás, no con generar la propia.
Y a habitar se lo entiende como armar un espacio según los gustos, opciones y condiciones dadas, para facilitar la relación enseñanza-aprendizaje entre docentes y alumnos.
De esta manera podemos ver que si bien el aula es un espacio por demás cotidiano, tiene varias características en las que no reparamos cuando pensamos habitualmente en ella, pero que son constituvas de lo que es el aula y de lo que allí sucede.





Bibliográfia



JACKSON, Philip. La vida en las aulas, Los afanes cotidianos.

DUSSEL, Ines. CARUSO, Marcelo. La invensión del aula, cap 1¿aula? Genealogía y definiciones para empezar el recorrido. Cap 4 El aula en edad de merecer

viernes, 1 de julio de 2011

El Aula

A continuación se desarrollará una caracterización del aula teniendo en cuenta su complejidad a partir de distintos autores trabajados en la cátedra